Existe la creencia que colocarse un SAPO (Bufo Arenarum Hansel)
atado con un pañuelo de "panza" contra la mejilla es útil para
calmar el dolor de muelas. Esta suposición proviene de la edad
media, y fue importada por los conquistadores e inmigrantes.
Esta creencia tiene su base científica: la piel del sapo, (aparte de
las parótidas que segregan una substancia blanco-lechosa espesa muy
urticante que sirve para disuadir a sus predadores pues si lo
muerden les irrita sobremanera la mucosa bucal), y en especial la
del abdomen, segrega una substancia de formula muy semejante a la
aminas simpaticomimeticas (adrenalina y noradrenalina) que son
vasoconstrictoras (entre otras acciones fisiológicas que no vienen
al caso), por eso al agarrar un sapo parece frio debido a la
vasoconstricción que produce.
Colocado el sapo en la mejilla, sobre la zona afectada, se absorben
las aminas simpaticomimeticas a través de la piel de la cara y
produce vasoconstricción, reduciendo el edema que comprime al nervio
y que es lo que produce el dolor.
Por otra parte se utiliza también al sapo para propósitos tan
diversos como: neutralizar mordeduras de serpientes, en la cura de
la CULEBRILLA,
la disentería, la renguera de los caballos, en las heridas
agusanadas de los animales, extirpación de vinchucas, para provocar
lluvias, etc.
Quiroga
menciona que en los Valles Calchaquíes "las brujas se sirven del
sapo para hacer daño a alguna persona, porque se le tiene por obra
del ZUPAY".
La suerte del sapo puede variar de acuerdo a las costumbres. En el
Chaco, por ejemplo, se lo hierve en agua para servir como bebida
contra el asma; y en Chile, se lo fríe en aceite para combatir las
hemorroides.
(Con la colaboración de J.A.Barrio)
Fuente:
Diccionario de Mitos y Leyendas - Equipo NAyA
http://www.cuco.com.ar/